El tiempo no esperaba a nadie y todo segundo contaba más que el anterior.
-¡Hermione, ¿se puede saber qué es lo que te ha dicho Harry? Desde que entraste, solo has dicho que tenemos trabajo por hacer y ahora estás corriendo hasta la sala común!- se quejaba Ron, un poco desorientado.
-Ahora mismo no podemos hablar, Ronald- concluyó ésta.
Todos estaban preocupados por lo que ocurría. Harry ya estaba mejor y pudo incorporarse para hablar, nuevamente, con Hermione.
Nadie sabía por qué, el joven Potter, quiso hablar en privado con la muchacha.
Sin embargo, era por una razón bastante evidente... Hermione y Harry compartían un mismo secreto que no era fácil de desvelar.
El joven Slytherin había besado a la joven y los advirtió de cierto peligro que corrían este nuevo año. No era nada fácil de explicar a los demás y, mucho menos, a Ron Weasley.
Si solo se limitaran a decir que corren peligro y que, el mensaje, había sido dado por Draco Malfoy... Jamás lo hubiera creído; por ello, lo ocultaron.
-Caput Draconis- dijo Hermione, con un tono alto y seguro.
Tenían mucha prisa y su corazón la obligaba a correr más de lo que podía.
-¡¿Se puede saber qué es lo que ocurre?!- se hartó Ron.
-Esta misma noche, matan a los Malfoy. Tenemos que apresurarnos y salvarlos... Solo tenemos unas horas, Ron- murmuró la joven, mientras se acercaba al rostro de éste. No quería que, nadie más, escuchara aquella confesión.
Si alguien más sabía, que iban a ir a Azkaban, podrían ser expulsados.
-¿Y cómo sabes que, los Malfoy, corren peligro?- preguntó Neville, bastante confuso de todo lo que estaba pasando.
-Estamos perdiendo el tiempo intentando averiguar el cómo lo sé. Harry los ha visto y me ha dicho cómo debemos entrar... Os lo contaré luego, ahora preparaos para esta noche- insistió la joven Granger, bastante preocupada por el tiempo tan corto que tenían.
Todos subieron a sus dormitorios y tomaron una pequeña riñonera o bolso de mano para guardar todo cuanto pudieran necesitar.
Libros de magia y pociones, barita, algo de ropa, recursos de primeros auxilios, tienda y sacos, algo de comida y agua... Todo cuanto fuera necesario.
-Hermione, ¿qué pasará con Harry?- se preocupaba Ginny.
-Verás, Ginny... Él no va a poder y tendrá que quedarse aquí... Es lo mejor en este momento- explicaba ésta, mirando a su amiga y preparando su equipaje.
-No podemos dejarle solo, Hermione... ¿Y si le vuelve a ocurrir?- se angustiaba más.
-Lo conveniente será que algunos se queden... Harry sabe que corremos peligro y él, ahora, está indefenso. Será mejor que te quedes con él y que alguien más se quede con vosotros- decidía la joven, acercándose más a su amiga.
-Está bien, pero no quiero a Jessica con nosotros... Lo siento, pero no deseo que esté de pesada con Harry- susurraba Ginny, para que no la oyera su otra compañera.
Hermione hizo una sonrisa y asintió.
-Será mejor que vayas a dar con Luna y le pidas que se quede contigo... Pero Neville debe quedarse también...- rectificaba la joven.
-Pero, Hermione... Solo seréis tres- discrepó la joven Weasley.
-Sé que solo seríamos tres, pero no podemos hacer otra cosa. Harry me dijo cómo debemos de pasar por las trampas y los pasadizos que debemos utilizar. Estaremos bien, si seguimos las indicaciones de Harry- animó Hermione.
-¿Y cómo conoce, Harry, todas esas cosas?- se preocupó más la muchacha.
Hermione la miró con incertidumbre, tampoco ella sabía la razón... A su amigo le pasaba algo, eso estaba claro; pero no había ni una sola prueba o teoría que les ayudara a averiguar de qué se podría tratar.
-Tened mucho cuidado, Hermione...- concluyó Ginny, con una sonrisa de esperanza.
Las dos amigas, se abrazaron y desearon lo mejor a la otra.
-Tengo una pregunta más- dijo la joven Weasley.
-¿A dónde llevaréis a los Malfoy, cuando los rescatéis?-.
-Dile a Harry, si recuerda el bosque que le hablé de mi infancia. Cuando esté mejor, él os llevará hasta ese lugar- finalizó Hermione, con una tierna sonrisa y tomando su pequeño equipaje.
Todos bajaron hasta la sala común y ya estaban preparados para llevar a cabo su misión.
-Bien, lo haremos de esta manera: Ginny, Luna y Neville; vosotros os quedaréis con Harry. Solo podrá estar uno con él, en la enfermería. Tendréis que turnaros- continuaba la joven castaña- Luego, Jessica, Ron y yo, iremos a Azkaban. Ya le dije a Ginny lo que debe de hacer, cuando Harry se mejore... Nos veremos luego. No le contéis a nadie nada sobre esto y preparad las cosas de Harry... Lo más probable, es que no podamos regresar a Hogwarts-.
Todos se impresionaron de lo que acababan de oír. ¿Qué estaba pasando, para que no pudieran regresar a Hogwarts? Quisieron preguntar, pero el tiempo corría y no podían entretenerse mucho más.
Ginny, Luna y Neville, salieron al pasillo y se encaminaron hacia la enfermería.
Se despidieron de sus tres compañeros y continuaron su camino, intentando aparentar normalidad. Mientras tanto, Hermione, Jessica y Ron, siguieron su camino, hasta los terrenos de Hogwarts.
Cuando llegaron al campo de entrenamiento de Quidditch, Hermione le pidió a Ron que fuera a buscar tres escobas.
No podían transportarse de otra manera, pues debían de andar con pies de plomo.
-Bien, ya las tengo. Fue fácil, ya que, nadie vigilaba el cuarto de escobas- lucía Ron, muy orgulloso.
-¿A dónde pensáis ir?- decía una voz, bastante reconocible y muy fina.
Era Pansy Parkinson, los había estado siguiendo después de enterarse de lo de Harry.
Sabía que algo tramaban, pero no tenía muy claro el qué.
-Esto...- intentaba buscar una excusa la joven Granger, pero no halló ninguna coherente.
-No te esfuerces, cerebrito. Os acompañaré y, así, rescataremos a Draco. Será mejor, que no me lo impidáis- retó la joven con una mirada.
Hermione no estaba muy de acuerdo, pero no había tiempo para discusiones.
-Está bien, pero debes llevar una escoba y capa oscura...- intentaba explicarle el por qué debe de llevar tantas cosas para esta misión, pero volvió a ser interrumpida.
-Vamos, Granger. No soy estúpida... Ya lo tengo todo preparado y también llevo escoba- concluyó con una mueca en su sonrisa.
Detestaba a Hermione y eso era más que evidente.
Los cuatro jóvenes tomaron posición y se cubrieron con sus oscuras capas. Sin más contratiempos, volaron con rumbo a Azkaban.
Las cosas no iban a ser nada fáciles, para el grupo de amigos. Era un riesgo bastante grande y peligroso... Esto lo sabía de sobra, el joven Potter.
Estaba sentado en la cama de la enfermería y acompañado de Ginny Weasley.
-Harry, Hermione me preguntó si recordabas el bosque que fue con sus padres... Cuando era pequeña- murmuró la muchacha, mientras sostenía la mano de éste.
-Sí, lo recuerdo. Gracias Ginny- concluyó el chico con una dulce sonrisa a su compañera y pareja.
Mientras tanto, en el pasillo de la enfermería, Neville no cesaba de dar vueltas de un lado a otro. Estaba bastante nervioso... Tal vez, sus amigos no pudieran llegar vivos para contarlo. Tenía mucho miedo de quedarse quieto y sin hacer nada para ayudar.
-Neville, tranquilo. Todo saldrá bien... Hermione es muy inteligente y va bien acompañada. Ron es fiel y luchador... A Jessica la conozco de hace poco, pero tiene mucha iniciativa. Confía en ellos- intentó tranquilizar Luna, con una preciosa sonrisa.
El chico la observó y asintió, parecía que estaba comenzando a tranquilizarse. En ese momento, aparece el director, acompañado del nuevo profesor de pociones y de la profesora McGonagall.
-¿Cómo se encuentra el señor Potter?- preguntó Dumbledore, con un tono muy tranquilo.
-Ha despertado bien, señor y ha podido comer algo- actuaba con normalidad Lovegood.
-Me alegra- concluyó éste, con una sonrisa.
Los tres adultos, entraron en la enfermería y comenzaron a hablar con Harry.
-Seguro que nos pillan...- se ponía más nervioso Neville.
-Calma, todo saldrá bien- consolaba la joven Ravenclaw.
Todo parecía ir bien y, sobretodo, a los jóvenes misioneros que se dirigían hacia la mayor prisión del mundo mágico.
Ron encabezaba el grupo, le seguían Hermione y Jessica en paralelo; finalmente, Pansy Parkinson iba detrás de ambas jóvenes.
Seguían manteniendo el orden y la misma velocidad. Tal vez, todo saldrá bien... O eso deseaban todos.
-¿Cómo te encuentras, Harry? El profesor Reason, me ha comentado lo que te ha ocurrido en clase de pociones- decía Dumbledore, un poco preocupado, pero muy calmado.
-Lo siento mucho, señor... Comenzó a escocerme y no podía resistirlo- dijo el chico, intentando ocultar con total normalidad lo que le había pasado para que le escociera tanto.
-¿Seguro, Harry?- insistía el director, pensando en algo más.
-Sí, señor... Estoy seguro- concluyó el chico, intentando relucir una leve sonrisa.
El director comprendió que, Harry, no deseaba hablar en ese momento y no insistió más.
-Bien, me alegro de que solo haya sido eso... Descansa, Harry- se despidió éste con una sonrisa.
Los dos maestros se despidieron de Harry y siguieron al director.
Ya solo con la joven Weasley, Harry decidió llevar a cabo un plan.
-Ginny, necesito que os turnéis para algo que os voy a pedir. El director y los profesores se extrañarán si no ven a Ron y a Hermione...- continuaba en voz baja- Ellos siempre están conmigo porque son mis mejores amigos y si, Dumbledore, no los ve en ningún momento...- le interrumpió la joven.
-Entiendo, no te preocupes. Neville y Luna podrán hacerlo. Nos turnaremos- tranquilizó la muchacha con una dulce sonrisa.
Harry se tranquilizó y sonrió a la muchacha.
-No sé qué haría si no estuvierais conmigo...- murmuró el chico, sin soltar la mano de su compañera.
-¿Y nosotros sin ti? Bueno... Más bien, yo sin ti...- dijo la joven un poco colorada.
En Hogwarts todo iba en orden y nada estaba fuera de lo común.
Sin embargo, los cuatro jóvenes magos, habían conseguido llegar hasta los terrenos de Azkaban.
Aterrizaron en un saliente que estaba bastante apartado de la prisión, pero se podía apreciar el oscuro lugar.
Efectivamente, los dementores volaban de un lado a otro y no parecían ser unos pocos... Las olas golpeaban el islote que mantenía la prisión en pie.
-Qué lugar tan... Horrible- murmuró Ron, tragando saliva.
-Bueno, ¿a qué estamos esperando?- se impacientaba Parkinson.
-No podemos actuar sin más, Parkinson. Debemos de buscar el punto débil del islote...- explicaba la joven Granger, mientras miraba cómo las olas golpeaban dicho islote.
-Como no sea, pasar bajo el agua y encontrar una cueva bajo ese peñasco...- decía con un tono de sarcasmo el joven Weasley.
-¡Eso es, Ron! Cuando, Harry, me dijo que la clave se encontraba en una entrada subterránea... ¡Eres un genio!- se alegraba la muchacha mientras abrazaba a su compañero.
-¿No será peligroso?- temía Jessica, mientras miraba el mar bravío.
-No hay otra forma y tiene que ser ya- concluyó la joven Granger.
Parecía muy fácil de decir, pero era bastante arriesgado... Ojalá, Ron estuviera en lo cierto.
DRACO Y HERMIONE |
HARRY |
RON, HARRY, HERMIONE, LUNA Y NEVILLE |
LUNA, HARRY, HERMIONE, GINNY, NEVILLE, DRACO |
PANSY PARKINSON |
HOWGARTS |
QUIDDITCH |
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