Parecía como si se estuviera dibujando con un pincel bañado en azufre, pero no sangraba como la primera vez.
El chico no pudo más y se incorporó en la cama, bastante sobresaltado y acariciando su cicatriz.
-¿Te encuentras bien, Harry?- preguntaba Aberforth Dumbledore algo preocupado.
-Siento como arde... ¿Eso es posible? Es decir, ¿por qué ha vuelto esto?- decía mientras, aguantaba el constante sufrimiento.
-Las cualidades que posees, no son las tuyas... Sin embargo, ahora forman parte de ti y han vuelto a resurgir desde tu interior- explicaba el director, mientras se acercaba al muchacho.
Poco a poco, el dolor fue menguando y Harry pudo respirar en paz.
-¿Y por qué se han quedado en mi interior? Voldemort ha muerto- insistía el joven Potter.
-Harry, ¿cómo crees que, Voldemort, dibujó esa cicatriz en tu piel? ¿Cómo ha traspasado sus poderes en tu frente?- contestaba éste al sentarse al lado de Harry.
El chico mantuvo un silencio como respuesta de haber comprendido lo que quería decir.
-Entonces, merezco vivir una vez más esto...- murmuraba Harry, algo cabizbajo.
-Harry, no cambiará el quién eres. Tenlo presente- consoló el director, con una sonrisa de esperanza.
El joven lo miró y le dedicó una sonrisa de agradecimiento.
-Esto... Director Dumbledore, tengo un problema más...- había recordado lo que le había contado su mejor amiga, Hermione.
El director, que se había levantado para volver a su despacho, se dio la vuelta lentamente y miró con cierto temor a escuchar lo que tanto deseaba evitar.
-¿De qué trata, Harry?-.
-Alguien me... Me advirtió de que corro peligro en Hogwarts... Sobretodo ahora- confesó el chico.
-¿Peligro? ¿Qué tipo de peligro?- preguntaba, mientras se acercaba al muchacho.
-No lo sé, pero no es casualidad... Aparece mi cicatriz, el Ministerio de Magia convoca un juicio del que debo acudir y alguien me advierte que no estoy seguro aquí...- dijo el chico, un poco más asustado al empezar a creer en lo que decía.
-Escucha, Harry, no pienso dejar que nada malo te pase. Mi hermano te ha protegido hasta su muerte... Confía en mí- finalizó el director con una sonrisa serena.
El chico asintió y dejó que, Dumbledore, retomara su camino hacia el despacho.
Ahora que estaba solo, volvió a acariciar su cicatriz y comenzó a meditar en todo lo que le había pasado hasta ahora. Si lo analizaba bien, tal vez pudiera encontrar alguna cosa que enlazara lo que sucedía realmente. O, al menos, eso pensaba.
Mientras tanto, unos ligeros pasos de tres magos, iban de camino a la entrada de Hogwarts.
Era muy difícil que pasaran desapercibidos, debido a su colorido cabello.
La gran puerta se abrió y entraron apresuradamente.
-¡Ay, mi niño! ¿Cómo estará?- sollozaba Molly Weasley muy preocupada.
-¿Por qué no nos han avisado de esto? ¿Qué pensará Harry de nosotros?- se lamentaba Arthur Weasley también preocupado.
-Vosotros no sois su novia... ¿Qué pensará él de mí?- decía Ginny, mientras secaba sus finas lágrimas.
Caminaban cada vez más apresurados por los pasillos de Hogwarts, intentando llegar lo antes posible a la enfermería; pero Ron da a su encuentro, de casualidad.
-¿Qué hacéis aquí?- preguntó Ron algo sorprendido.
-¡¿Cómo que qué hacemos aquí?! ¡El pobre Harry, sufriendo y nosotros tan tranquilos en la Madriguera!- gritaba la señora Weasley, bastante disgustada.
-Mamá... Cálmate, Harry está bien. Solo le ha aparecido la cicatriz, pero está perfectamente- intentaba arreglar la situación.
-Ron, ¿cómo te sentirías si, a Hermione, le pasara alguna cosa y no has estado ahí para evitarlo?- preguntaba Ginny muy cabreada.
-Vale... Entiendo lo que quieres decir... Pero vais a asustar a Harry con tanto alboroto y con esas caras de espanto- dijo el joven Weasley con cierto temor al ver a su familia tan seria.
-Hijo, no sé cómo puedes atreverte a decir que eres amigo de Harry. Vamos- concluyó Arthur Weasley muy preocupado por Harry.
El joven pelirrojo miró hacia el techo y suspiró, intentando mantener la calma.
Sabía que, su familia, quería mucho a Harry y que lo consideraban como a uno más de la familia. Pero siempre se sobrepasaban en su gran afecto.
En ese momento, consiguen llegar a la enfermería y, Ginny Weasley, no duda en correr hacia el joven Potter.
-¡Harry, no sabes cuánto lo siento! ¡Perdóname!- decía la muchacha pelirroja, mientras le abrazaba, llorando.
El chico se alegraba de ver a los Weasley y correspondió el abrazo de la joven.
-Tranquila, Ginny, estoy bien... Solo necesitaba descansar- intentaba consolar el muchacho.
Sin embargo, Arthur Weasley, miró a la cicatriz de Harry.
-Es como si nunca hubiera desaparecido...- murmuraba éste, bastante sorprendido.
Harry decidió cubrir su cicatriz con su flequillo y actuar con normalidad.
-¿Cómo sabíais que estaba aquí? Es decir, que me había... Bueno...- intentaba buscar las palabras exactas, pero no conseguía hallar ninguna más adecuada.
-El director nos puso al corriente de lo que te había pasado, cariño...- respondió Molly Weasley, mientras le entregaba a Harry una bufanda cocida a mano.
Harry agradeció el presente y abrazó a cada uno con mucho amor y agradecimiento.
Efectivamente, siempre que necesitaba amor y ternura de una familia, los Weasley siempre conseguían que Harry sintiera el amor fraternal que tanto anhelaba.
-Harry, ¿sabes por qué tienes un juicio esta tarde en el Ministerio de Magia?- preguntaba Arthur un poco más serio.
El chico se preocupó un poco y negó con la cabeza.
-¡Oh, Arthur, no creo que eso sea lo más conveniente para él! Es esta tarde y bastante nervioso estará ya...- se quejaba Molly Weasley.
-Pero Molly, es mejor que sepa qué es lo que ocurre a su alrededor...- defendía el señor Weasley.
-¡Necesita descansar!- seguía insistiendo la señora Weasley.
-¡Basta!- gritó Ron desde la entrada.
-Hola, Ron...- dijo Harry con una sonrisa de alivio.
-Harry, si el Ministerio quiere reunirte hoy, es nada más y nada menos que por culpa de los Malfoy- dijo el joven Weasley, mientras le entregaba el periódico del día a su amigo.
Harry se sorprendió al oír semejante noticia y leyó, con mucha atención, el periódico.
-¿El Ministerio de Magia convoca un juicio en contra de la prestigiosa familia Malfoy?- leía muy dubitativo el joven Potter.
-El caso es que, Lucius y Draco Malfoy, fueron siervos leales a Quién tú ya sabes e hicieron cosas terribles... Así que, quieren hacer un juicio en contra de ellos- explicaba Ron.
-¿Y qué pinto yo en todo esto?- seguía sin entender Harry.
-Ellos han pedido un testigo fiel de su testimonio... Que alguien corrobore que, ellos, habían sido obligados por, ya sabes Quién- concluyó Arthur.
Harry tragó saliva y comenzó a dudar cada vez más de lo que le había contado su compañera y amiga, Hermione.
¿Qué pretendía Draco Malfoy? ¿Por qué han elegido a Harry para declarar en su favor? Siempre hubo una rivalidad entre ellos y nunca hubo un compañerismo entre Harry y Draco. ¿Por qué ahora?
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