viernes, 21 de junio de 2013

48. Una segunda oportunidad.

Las horas pasaban y no parecía que Harry volviera a despertar, hasta que comenzó a toser y a moverse.
-Harry...- musitó Ginny con una sonrisa en su rostro y con lágrimas de felicidad.
-Hola, Ginny...- susurró éste correspondiendo a la sonrisa y con ternura en sus ojos. Aún estaba un poco débil, por lo que no pudo incorporarse en su cama.
La pelirroja tomó su mano y comenzó a acariciar el flequillo de éste; para su tranquilidad, la cicatriz había desaparecido.
-Por un momento, pensé que te perdía- confesó éste.
-Yo también tuve miedo de perderte...- dijo la joven un poco entrecortada.
El chico miró de un lado a otro, al parecer, no había nadie más que ella.
-¿Dónde están todos?- se preocupó, pues no recordaba nada después de apuntar hacia ella.
-Fueron a visitar a mi padre, despertó anoche- continuaba con un tono más aliviado- Nos había dado un susto, pero sobrevivió. No te preocupes, ellos vendrán pronto con mi padre, él también quiere verte-.
Harry sonrió y asintió.
Pero al ver que Ginny entristeció su rostro, se preocupó un poco más y quiso saber qué pasaba.
-Ginny, ¿qué ocurre?-.
Ella lo miró un poco más seria y tragó saliva.
-Es sobre Malfoy... Él se interpuso entre Voldemort y yo...- dijo entrecortada.
-¿Qué? ¿Cómo...?- no entendía lo que había pasado del todo.
-Harry, Draco Malfoy se sacrificó por salvarme y recibió el hechizo de Voldemort- explicó, aún más triste.
Los ojos de Harry se abrieron mucho más y quiso ponerse en pie.
-Harry, no, ¿qué haces?- intervenía Ginny.
-¿Dónde está? Todo ha sido por mi culpa...- comenzó a llorar de impotencia.
-Él está en una habitación a parte, Hermione quería estar a solas con él y lleva así desde ayer- explicó.
-¿Hermione está sola con él?- sabía lo mal que lo debía de estar pasando su mejor amiga.
-Ella lo quiso así... Ron se negaba a dejarla sola, pero insistió y no pudimos seguir negándoselo- confesó mientras tomaba las manos de éste.
Harry dejó que siguieran cayendo más lágrimas de sus ojos y alguien más visitó su habitación.
-Harry, ¿cómo estás?- era Neville acompañado de Luna.
Ambos se alegraban de ver a su mejor amigo bien, pero también tenían cierta tristeza por su compañero Slytherin.
-Me alegro de veros, pero necesito ver a Hermione- dijo Harry.
Los tres compañeros se miraron entre sí y cedieron a su petición. Lo ayudaron a levantarse y a caminar por aquellos pasillos hasta llegar al cuarto piso, donde se hallaban las habitaciones de los que habían fallecido en combate.
En ese momento, vieron salir a Lucius Malfoy y también a dos guardias del Ministerio.
-Señor Malfoy- llamó Harry con un tono triste.
Lucius no tuvo el valor de voltear y mirar hacia el chico, no quería que lo viera llorar por su hijo.
-Siento mucho...- intentaba explicarse, pero fue interrumpido por un suspiro del patriarca de la familia Malfoy.
-No tienes por qué disculparte, Draco se comportó como un héroe e hizo lo que yo nunca pude hacer- concluyó y continuó su camino junto con los guardias.
Los cuatro compañeros no pudieron evitar el sentir injusticia en sus corazones, a pesar de todo lo que había pasado, ellos no esperaban ver un final tan cruel para Draco Malfoy.
Quisieron aproximarse hacia la puerta donde se encontraba Hermione con su compañero Slytherin, pero Dumbledore los detuvo.
-Dejadla un momento más- pidió el director.
Éstos no esperaban encontrarse con él en ese lugar y voltearon para verle.
-La señorita Granger necesita un poco más de tiempo, Harry. Tus intenciones son buenas, pero ella necesita pensar- explicó muy comprensivo, aunque también parecía dolido.
Mientras tanto, en la habitación del joven Malfoy, Hermione no cesaba de llorar por él. Aún sostenía las frías manos de éste y sus lágrimas ya se habían secado, pero aún lloraba a pesar de esto.
-Draco... Draco por favor...- sollozaba como podía y sin dejar de acariciar la mejilla del chico.
La castaña comenzó a llorar mucho más, pues su hiriente corazón no pudo evitar el recordar cada momento que vivió con él y ahora que se había ido, la estaban torturando.
Ella depositó su rostro en el pecho de éste y comenzó a llorar.
-Te amo, Draco... Draco- sollozó y sintió cómo una mano acariciaba su castaño y ondulado cabello.
-Yo... Yo también te amo, Hermione- susurró levemente una voz de muchacho bastante reconocible para la joven Granger y no tardó en mirar hacia el rostro de Malfoy.
Éste estaba vivo, se le veía débil pero vivo.
-Draco, ¿esto es real?- estaba asombrada y asustada.
Él la miró con ternura y sonriendo en señal de afirmación.
Hermione comenzó a derramar lágrimas de felicidad y se abalanzó a besarlo como nunca antes le había besado.
En ese momento, abren la puerta y ven a su compañera Gryffindor besando a su compañero Slytherin.
-¡Está vivo!- se alegró Ginny mientras sostenía la mano de Harry.
Tanto Hermione como Draco dejaron de besarse, se miraron un momento y sonriendo tímidamente, luego depositaron su mirada a sus amigos y compañeros.
-Te veo bien, Potter- rió Draco al verlo en pie y con algunos cortes.
-Lo mismo digo- dijo Harry con una sonrisa. Estaba feliz de ver a su nuevo amigo y compañero con vida.
Todos se acercaron hacia él y lo felicitaron por todo lo que había hecho.
-Gracias, Draco- dijo el joven Potter.
El joven Slytherin asintió con la cabeza y manteniendo la misma sonrisa.
De repente, entra el director con los profesores, los Weasley y los Clark.
-Me alegra verte bien, Draco- murmuró el director bastante orgulloso del chico.
Nadie salió de la habitación sin abrazar al muchacho y de alegrarse al verlo con vida.
Menos Ron, era el único que faltaba por darle las gracias.
Poco a poco, el pelirrojo se fue acercando a éste y no parecía muy contento.
Draco también estaba un poco serio.
-Has salvado a mi hermana, has protegido a Hermione y has ayudado a mi mejor amigo... Gracias, tío- sonrió y ofreció su mano como gesto de amistad.
Malfoy no dudó en aceptar el gesto y sonrió agradecido.
Hermosa imagen se podía apreciar en aquella habitación, imaginadlo vosotros mismos... Pero aquí no acaba todo, tras varias semanas, los jóvenes magos pudieron regresar a la escuela y finalizar el último año que les quedaba en la escuela de Hogwarts.
Estaban en el gran comedor y a punto de convertirse en magos adultos.
Desde la mesa de los maestros, el director Dumbledore obtuvo el silencio del comedor con unos ligeros toques con una cucharilla en su copa.
-Queridos alumnos, este ha sido el primer año que soy director de la escuela más prestigiosa de magia y hechicería. Este año ha estado lleno de pruebas, temores e incluso de peligros de muerte... Pero hay algo con lo que yo no contaba y era el amor y la unión de las cuatro casas juntas- continuaba mientras hacia un gesto con sus manos para los siete estudiantes- Harry Potter, Hermione Granger, Ron Weasley y Neville Longbottom de la casa Gryffindor; Luna Lovegood de la casa Ravenclaw; Alice Clark de la casa Hufflepuff y Draco Malfoy de la casa Slytherin. Estos siete jóvenes han compartido momentos duros y amargos, algunos más agradables y otros llenos de dolor. Sin embargo, todos han permanecido unidos y sin importar las diferencias que hay entre ellos-.
Todos ellos estaban en fila y mirando hacia el resto de compañeros.
El director se encaminó hacia ellos y con la copa de la casa.
-Como todos los años, la copa de la casa es entregada a una de las casas de Hogwarts- continuaba- Pero este año no será así. Por su lealtad a la justicia y a la unión de las cuatro casas, por su sabiduría y su persistencia ante la dificultad, por su gran corazón y por sus buenas intenciones, por su colaboración y valentía, por su serenidad y apoyo, por su compañerismo y valor, pero sobre todo por su amistad, esfuerzo y sacrificio... La copa de la casa será para las cuatro casas de Hogwarts, porque de cada una de ellas ha salido este grupo y deben ser reconocidos todos y cada uno de ellos- concluyó mientras entregaba la copa a los siete compañeros y todos los alumnos comenzaron a aplaudir con euforia y felicidad.
Todos se pusieron en pie para aplaudir al nuevo grupo de amigos y los maestros imitaron a sus alumnos en esto y aplaudieron orgullosos.
Pero todos detienen este momento sublime con la llegada de Lucius Malfoy, había sido liberado por la confesión de Arthur Weasley.
-Sentimos la interrupción, pero mi amigo y compañero Lucius Malfoy acaba de salir de Azkaban y creo que lo propio es que esté en la graduación de su hijo- explicaba el señor Weasley con una sonrisa sincera y con su mano en el hombro de éste.
Draco se alegró de ver a su padre en libertad y fue a su encuentro como hacía su progenitor.
Los dos se dieron un fuerte abrazo como nunca antes se habían abrazado, por fin había acabado todo y ya podían ser libres de todas y cada una de sus cargas.
Hermione lloró de alegría y Lucius miró hacia el grupo que aún sostenían la copa, dejó de abrazar a su hijo y sonrió a los demás.
-Quiero daros las gracias por todo lo que habéis hecho por mi hijo, sobretodo tú, Hermione Granger- dijo éste bastante feliz.
Ella se acercó hacia ellos, sonriente y llena de lágrimas.
-He visto cómo llorabas por él en aquella habitación y cómo lo has defendido ante los demás mortífagos... Gracias- concluyó abrazando a la muchacha y ella también accedió al abrazo.
El grupo se acercó hacia ellos y saludaron al patriarca de los Malfoy, por fin había paz en las cuatro casas de Hogwarts y ya no existía Voldemort para estropear este momento.
-Gracias, Hermione, por la segunda oportunidad que me has dado desde el principio. Sin ti, yo no estaría aquí- confesó el joven Slytherin con una tierna sonrisa y tomando la mano de su compañera.
Ésta sonrió tímidamente.
-Gracias a ti, porque has hecho que todo esto fuera posible- concluyó la castaña y abrazó a su pareja.
Esto conmovió a Ron y ahora pudo comprender que todo había cambiado, pero para mejor.
Aunque no podía dejar de sentir cierta tristeza al ver a Hermione con su compañero Draco Malfoy. Ya no habían peleas ni rivalidades, solo lo aceptó de una vez y sin que nadie se percatara de su partida, salió del comedor. Necesitaba estar a solas.
Pero su deseo no pudo hacerse realidad, alguien le había seguido hasta los jardines de la escuela.
-Ron, ¡Ron, espera!- rogó Alice.
Éste no esperaba encontrarse con nadie y menos con ella, pero volteó a mirarla.
-¿Qué pasa?- preguntó extrañado de verla tras él.
-Yo... Bueno, he visto que has salido del comedor y...- intentaba explicarse, pero su corazón no la dejaba hablar con claridad. Parecía como si lo tuviera en su garganta y le costaba respirar de lo nerviosa que estaba.
-Sí, no es fácil ver cómo a la persona que amas se aleja de tu lado por otro- explicó cabizbajo.
Alice logró tener un mínimo de valor para aproximarse más a él y mirarlo a los ojos con la decisión que pudo sacar desde su interior.
-Yo siento lo mismo. Te quiero... Desde la primera vez que te vi...- confesó con total claridad aunque bastante nerviosa.
Ron se quedó de piedra, no esperaba oír ninguna confesión y menos de la joven Clark.
-Vamos, no bromees con eso- rió un momento.
-No bromeo. Siempre le preguntaba a Malfoy por ti y Hermione, sé que erais pareja y todo eso... Pero no puedo evitar el sentir algo por ti y siempre que te veo sufrir por ella, siento exactamente lo mismo que tú cuando la ves con él- explicó y aún más nerviosa.
Ron comenzaba a ponerse rojo como un tomate, no sentía casi nada por Alice y no era porque la joven no fuera guapa, es que solo había tenido ojos para Hermione.
-Puede que no consiga gustarte, pero no quise irme sin decirte lo mucho que me gustas- concluyó con un tímido, pero fugaz y dulce beso en los labios del pelirrojo.
-Pero deja que te diga una última cosa, Ronald Weasley, todos merecemos una segunda oportunidad- dijo ésta, bastante colorada y salió corriendo sin mirar hacia atrás.
El joven Weasley no esperaba ninguna de aquellas cosas y se quedó inmóvil, como una roca. Ni si quiera pudo parpadear.

DRAMIONE

DRACO MALFOY Y HERMIONE GRANGER

HERMIONE GRANGER

RON WEASLEY, HARRY POTTER Y HERMIONE GRANGER

HARRY Y GINNY

HARRY POTTER Y GINNY WEASLEY

NEVILLE LONGBOTTOM Y LUNA LOVEGOOD

TERRENOS DE HOGWARTS

HOGWARTS

EL COMEDOR

FRED, RON, GINNY Y GEORGE WEASLEY

FRED, GEORGE, ARTHUR, MOLLY, RON, GINNY Y PERCY WEASLEY

SEVERUS SNAPE

EL PRÍNCIPE MESTIZO

SEVERUS SNAPE










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