lunes, 10 de junio de 2013

42. El duelo de los Durshley.

Nunca antes, Harry había añorado tanto a sus tíos y primo, como ahora. La corbata le quedaba bien, desgraciadamente.
-¿Estás bien?- murmuró Ron, mientras entraba a la habitación.
-Es extraño, pero aún no puedo hacerme a la idea...- dijo éste con un tono muy triste.
-Eso es normal... ¿Estás seguro de que quieres ir tú solo?- se preocupaba el pelirrojo.
-Sí, lo prefiero, gracias- medio sonrió.
En ese momento, aparecen los demás compañeros.
-No es justo que pases por esto tú solo- lo abrazó Hermione, bastante disgustada por su mejor amigo.
-Gracias, Hermione, pero lo necesito- explicó muy comprensivo.
Dejaron de abrazarse y la joven Weasley no pudo evitar dejar caer unas pocas lágrimas por todo lo que estaba viviendo Harry.
Éste no tardó en poner sus ojos en ella y no dudó en abrazarla con fuerza.
Era una hermosa imagen que también pudo presenciar el joven Malfoy, pero tras la puerta, no quería ser descubierto.
Vestía de negro y era el único que podía acompañar al pobre Harry al duelo de sus tíos y primo muggles. No estaba por la labor de entrar y estar al lado de Hermione, aún recordaba la conversación que tuvieron la última vez y no quería sentirse incómodo.
Pero la castaña lo vio por casualidad y se aproximó hacia la entrada de la habitación, sin decir ni una palabra a ninguno de sus compañeros, pues deseaba hablar con Draco.
Éste se percató de esto e intentó escapar, pero ella salió rápidamente y lo tomó de la mano, mientras cerraba la puerta para poder hablar a solas.
Como siempre, el joven Slytherin tenía las manos heladas.
Draco no tuvo más remedio que darse la vuelta y mirar hacia su compañera Gryffindor.
-Prométeme que tendrás cuidado y que protegerás a Harry- susurró Hermione, para que no la pudieran oír.
El joven Slytherin asintió y miró con más ternura a la muchacha, pero soltó la mano de ésta y comenzó a bajar las escaleras. Aún seguía sintiendo algo por ella, pero no era conveniente mostrarlo en ese momento.
-Malfoy...- dijo Hermione con un tono casi entrecortado.
Draco se detuvo en el cuarto escalón y volteó de nuevo, para atender a lo que la joven intentaba decirle.
Cuando miró los castaños ojos de su compañera, los encontró inundados de lágrimas. Se conmovió al verla tan vulnerable y quiso abrazarla, pero volvió su miedo a perderla y se contuvo.
Sin embargo, ella ya no pudo aguantar las ganas de abrazarlo y corrió hacia él. Éste la dejó que le abrazara con fuerza y correspondió al gesto con mucha ternura.
-Sea lo que sea, lo siento... Lo siento muchísimo- sollozaba, aún abrazándolo y llena de lágrimas.
El joven Slytherin ya no pudo resistir más y dejó caer una lágrima en su frío rostro.
-No es culpa tuya, tú no has hecho nada malo... La culpa fue mía, solo mía- murmuró con cierta dulzura.
Hermione se apartó un poco, para poder mirarle a la cara y se dio cuenta de que, aquello que ocultaba, le estaba afectando y se sorprendió al verlo derramar varias lágrimas, pero manteniendo la compostura.
-Malfoy, ¿hay algo que debas contarme?- se inquietó, pero él no respondió.
Solo bajó la mirada y sonrió levemente; luego la volvió a mirar, aún manteniendo esa pequeña sonrisa y se fue acercando hacia la castaña, para besar la pequeña frente de ésta.
Después de besarla, la miró a los ojos y sin dejar de dedicarle aquella sonrisa.
-Te prometo que tendré cuidado y que protegeré a Potter- concluyó y retomó su camino hasta la puerta de la cabaña.
Hermione vio a Draco salir con Snape y reflexionó en lo que acababa de pasar, sin darse cuenta de que Ron lo había presenciado todo.
-¿Aún sientes algo por él?- pudo decir, bastante dolido, aunque lo disimulaba como podía.
-Ron...-se sorprendió al darse la vuelta y encontrarse con el que fue su primer amor.
-Me da envidia que lo hayas escogido a él- dijo con una pequeña sonrisa forzada.
-Ronald, yo...- intentaba explicarse, pero aparecieron los demás y ambos debían de fingir que no había pasado nada, curiosamente, todos no sospecharon de nada.
-¿Estás preparado?- dijo Hermione, mientras se aproximaba a Harry y con una mirada de preocupación sincera.
El chico asintió, sus ojos estaban llenos de tristeza y su semblante estaba más apagado que otras veces... Ciertamente, el joven Potter estaba bastante herido emocionalmente.
-Ojalá pudiera ir contigo, tío...- murmuró Ron.
-Te lo agradezco, en serio. Gracias a todos, sois los mejores amigos que nunca pensé tener- continuó, mientras lucía una tierna sonrisa- Os agradezco todo lo que estáis haciendo por mí-.
Todos pudieron sonreír un poco y dejaron caer unas pocas lágrimas, hasta que apareció el director.
-Los amigos son el regalo que durará por la eternidad- detalló Aberforth con una sonrisa.
Éste dejó a Harry ir delante de él, bajaron las escaleras y salieron de la cabaña. En la salida, estaban los padres de Alice, la profesora McGonagall y Horace.
Éstos saludaban al joven Potter y deseaban que se recompusiera de aquel duro golpe.
-Estad alertas, aún alejando a Harry del refugio podéis estar en peligro- susurró el director a ambos maestros y éstos asintieron.
Snape y Draco montaron en sus escobas, Harry también los imitó y Dumbledore no tardó en hacer lo mismo.
Los cuatro ascendieron hacia las nubes y con rumbo a Londres.
A medida que iban ascendiendo hacia las nubes, el frío fue haciendo más mella y los rayos del sol comenzaron a tomar más fuerza a medida que avanzaba la mañana.
Varias horas fueron pasando desde que tomaron camino hacia Londres y Ron estaba jugando una partida de ajedrez con Neville, de momento iba ganando el pelirrojo.
-Esto, Ron, ¿puedo hacerte una pregunta?- murmuró Neville, mientras depositaba su mirada en su amigo.
-¿Qué quieres saber?- dijo con normalidad y mirando hacia el tablero.
El pobre Longbottom tuvo que tragar un poco de saliva, pues sabía que no era nada fácil formular la siguiente pregunta.
-¿Tú y Hermione habéis...?- se cortó, pues se acobardó al ver que su compañero había puesto su mirada en él.
-¿Qué crees?- musitó el pelirrojo.
-Pues...- intentó decir.
-Es evidente que hemos roto y supongo que te harás una idea del por qué- parecía un niño pequeño cuando se enojaba.
-Lo cierto es que no...- murmuró.
-¿Qué? ¿Me estás hablando en serio? Precisamente, fue por culpa de esa maldita serpiente de Malfoy- se enfurecía más al decirlo.
Los ojos de Longbottom parecían dos platos al oír lo que había dicho su compañero.
-¿Malfoy y Hermione? Pero... Pero es imposible- continuaba, parecía como si hablara consigo mismo- Es como si intentaras unir la noche con el día o el fuego con el agua o...- fue interrumpido de nuevo.
-Vale, vale, ya lo he entendido- dijo entre dientes y volviendo a mirar el tablero.
Neville lo miró con incertidumbre.
-¿Se puede saber qué estás haciendo, Ron?- estaba un poco más serio.
El pelirrojo lo miró dubitativo.
-Ahora tienes la oportunidad perfecta para hablar con ella y solucionarlo, pero en vez de eso, estás jugando una partida de ajedrez conmigo- continuaba, un poco más serio- ¿Es que eres tonto?-.
Ron lo meditó por unos segundos y sonrió.
-Tienes razón, Neville. Eres el mejor- se fue a dar con la castaña y bastante contento.
-Lo sé- murmuró con una sonrisa de satisfacción.
En ese momento, aparece Alice que lo había oído todo y quiso evitar que aquello empeorara.
-¿Qué has hecho?- dijo ésta.
-Animar a un amigo, ¿tú qué crees?- explicó Neville, como si fuera bastante obvio.
Ella suspiró, para calmarse y siguió a Ron.
Longbottom no entendía a qué venía todo aquello, pero tampoco le dio más importancia.
Mientras tanto, cuatro escobas fueron descendiendo en el pequeño cementerio de Privet Drive, estaba bastante apartado de las casas y llevaba años allí. Apenas iba nadie, tenía un aspecto viejo y abandonado... Muchos contaban historias imaginarias de aquel lugar.
Por suerte para los cuatro magos, nadie pudo verlos descender y con un hechizo pudieron reducir el tamaño de sus escobas, para poder esconderlas en los bolsillos.
Ahora que estaban cerca de los muggles, necesitaban aparentar total normalidad.
El director acompañó a Harry hasta donde estaban enterrados sus tíos y primo, mientras los seguían Snape y Malfoy.
A medida que iban llegando, Harry pudo divisar a la hermana de su tío, la tía Marge.
-Oh no... Ella no...- murmuró el joven Gryffindor.
-¿Qué ocurre?- dijo el director y deteniendo su marcha, como Harry.
-Esa mujer es...- enmudeció al ver que esta mujer se aproximaba hacia ellos.
Estaba llorando amargamente y bastante desconsolada.
Miró a Harry con cierta ira, pero no tuvo valor para decirle nada y continuó su camino hasta la entrada, para recibir al resto de la familia de sus tíos.
Fue el momento perfecto para que el chico pudiera acercarse a la tumba de éstos y darles el último adiós.

DRAMIONE

DRACO MALFOY Y HERMIONE GRANGER

DRACO MALFOY

RON WEASLEY, HERMIONE GRANGER, LUNA LOVEGOOD, HARRY POTTER, GINNY WEASLEY Y NEVILLE LONGBOTTOM

HARRY POTTER

NEVILLE LONGBOTTOM Y LUNA LOVEGOOD

DRAMIONE

GINNY WEASLEY Y HARRY POTTER

HERMIONE GRANGER

RON WEASLEY Y HERMIONE GRANGER

RON WEASLEY, LUNA LOVEGOOD, NEVILLE LONGBOTTOM, HERMIONE GRANGER, HARRY POTTER Y GINNY WEASLEY

GINNY WEASLEY

NEVILLE LONGBOTTOM Y LUNA LOVEGOOD

SEVERUS SNAPE, HERMIONE GRANGER, RON WEASLEY, HARRY POTTER Y MINERVA McGonagall

SEVERUS SNAPE

SEVERUS SNAPE






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